Los Enemigos
La noche del cazador
y “Firmarás”
Por Juancho
El pasado martes 5 de mayo se
produjo un encuentro virtual en la página de Facebook de Los Enemigos, dentro
de la actividad que viene organizado Warner bajo el título "Viaje al
centro de la música", para hablar de su disco La vida mata. La actividad consistía en volver a escuchar su tercer álbum, publicado
hace 30 años.
Fueron subiendo comentarios, anécdotas
e imágenes sobre la grabación, además de
alguna explicación sobre cada una de las canciones.
Me llamó la atención lo que contó Josele Santiago sobre la
canción “Firmarás”: "Fui a ver
“La noche del cazador” y me dejó turulato. Por aquella época publicaron en
Editorial Anagrama la novela original de Davis Grubb y también me noqueó. El
personaje del predicador me estaba pidiendo sitio y lo encontró en esta canción
pop que en la maqueta prometía más de lo que al final pudimos sacarle. Tenía un
aire Small Faces muy conseguido.
Estamos pensando en darle una segunda oportunidad revisitándola en
directo".
La primera vez que escuché la
canción pensaba que iba de firmar un pacto con el diablo, vender tu alma o algo
así, pero no la relacionaba con la única película como director de Charles Laughton.
Aquí parte de la letra escrita por Josele Santiago:
(…)
Para él trabajo yo,
Así que soy tu salvación,
Si me sigues seguirás
También a tu señor.
Lo que puedas tú ganar,
Lo que pueda yo perder,
Lo que queda de aquí a la eternidad
Firmarás. (…)
Robert Mitchum en
el papel de Harry Powell
|
Por mí parte, cuando vi la
película en DVD me impactó mucho, sobre todo el personaje que interpretaba Robert Mitchum. Unos años más tarde,
leí la novela y escribí este texto que comparto aquí:
La noche del
predicador
Los críos, los pobres críos.
Los padres, los pobres padres.
Un atraco.
No menciones la soga en la casa del ahorcado.
La prisión. No era la de Folson.
El predicador
y sus nudillos tatuados.
Odio y Roma al revés.
Un matrimonio por dinero.
Los críos, los pobres críos.
El cazador va tras ellos.
Viene el lobo y no traerá turrón.
Los críos van por el río
para escapar de su padrastro
y de su navaja (de afeitar).
Una buena mujer los acoge.
Una anciana los cría y los protege.
La escopeta de un cañón.
El cazador cazado.
El cuento se termina.
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